Hay una experiencia de la que ninguna pobre torta puede decir que no le ha pasado, nos enamoramos de una paki (y eso que yo te avisé y vos no me escuchaste, te habrá dicho alguna amiga)
Y ete aquí el meollo de la cuestión, primero es todo lindo, mágico, secreto, prohibido, empieza el histeriqueo, donde todavía no sabés si va a caer en tus garras o no, cuando en definitiva el final es siempre el mismo, termina cayendo la pobre torta, estúpida y enamorada.
El histeriqueo empieza a ser cada vez más intenso, y es ahí cuando escuchamos las típicas frases que nos van tirando indicadores de que esta chica "paki" en algun momento va a ceder, como por ejemplo: "me re gustás pero estoy de novia con un chico", "me llama mucho la atención y me atrae la idea de estar con una chica", "no consideres esto como una salida del closet, simplemente me estoy dejando fluir". A partir de aquí, empezamos a hacer lo imposible para concretar un encuentro cercano de cualquier tipo.
Primero nos convertimos en su amiga "confidente", que escucha todos sus problemas amorosos con su novio actual, al cual está tratando de sacárselo de encima y es aquí cuando debemos aprovechar estas oportunidades al máximo. Demostrando todo nuestro profundo interés en sus conversaciones, cuando realmente nuestro único objetivo es llegar al momento en que (borracha) se nos tira encima.
Listo, lo logramos, la enloquecimos con nuestros encantos. ¿Y ahora que? ¿Vos creías que ahí terminaba todo? NO! Ahora tenés que volver a remarla, se viene el trabajo más difícil. Llevarla a tu casa... 2do Histeriqueo en marcha.
Pueden llegar a pasar varios meses, hasta que finalmente, la paki se entrega en cuerpo y alma. Vos estás feliz, hasta las manos, como María Leal, y ahí es cuando a ella se le llena el culo de preguntas... y te empieza a tirar las tipicas frases: "Yo no soy gay, sólo me gustás vos", "¿No me pueden gustar los hombres y las mujeres?", "sólo me estoy dejando llevar..."
Luego viene la parte, en que te quiere llevar a todos lados, pero te presenta como "su amiga", o directamente no te presenta. Te tenés que comer el embole de ir todos los fines de semana a un boliche hetero, donde todos los chabones se le tiran y vos no podés decir ni "mú", porque claro, ¿quién sos vos? De repente apareciste de la nada, te quedás a dormir todos los días en su casa, pero sólo son amigas, ni se te ocurra tratar de darle un beso!
Queridas tortas... pobres y sufridas... mi consejo más grande y verdadero es: No se enamoren de aquel marinero bengalí ni de una paki, porque el final siempre es el mismo, se van con el primer pito que se les cruce u otra torta, total vos ya le abriste el camino!
Bienvenidas a nuestro mundo!